La carencia de yodo es responsable no sólo de la extensión del bocio y
del cretinismo endémicos, sino también del retraso en el crecimiento físico y
en el desarrollo intelectual, y de una variedad de otras condiciones. Estas
condiciones que se denominan ahora en conjunto como trastornos por carencia de
yodo (TCY), son muy importantes debido a que:
- alrededor de una cuarta
parte de la población del mundo consume cantidades insuficientes de yodo;
- sus consecuencias tienen un
importante impacto en la persona y en la sociedad;
de las cuatro principales
enfermedades por carencia nutricional, los TCY son los más fáciles de controlar
CAUSAS
·
La causa más importante del bocio endémico y el cretinismo es la
carencia dietética de yodo. Los niveles de yodo en el suelo varían de un lugar
a otro y esto determina la cantidad de yodo presente en los alimentos que se
cultivan en diferentes lugares y en el agua. El suelo filtra el yodo que fluye
a las quebradas y ríos y terminan por lo general en el océano. Muchas áreas
donde el bocio endémico es o ha sido predominante, son mesetas o áreas de
montaña o tierras planas lejos del mar. Estas áreas incluyen zonas de los
Alpes, los Himalayas y las Montañas Rocosas; pequeñas cordilleras o regiones
altas en países como China, la República Unida de Tanzanía, Nueva Zelandia,
Papua Nueva Guinea y países de África Central; y ciertas planicies en Estados
Unidos, Asia Central y Australia (Figura 8).
El cretinismo endémico,
que incluye sordomudez y retardo mental,
empieza en la infancia. La carencia de yodo en una mujer durante el embarazo
puede llevar al nacimiento de un niño cretino. El bebé puede parecer normal al
nacer pero luego crece y se desarrolla con lentitud, es de tamaño pequeño,
débil mentalmente, lento en el aprendizaje, atrasado en lograr los hitos del
desarrollo normal. Muchos de estos niños son sordomudos. A medida que el niño
crece puede tener la apariencia típica de un cretino: piel gruesa,
características burdas, nariz aplastada, lengua larga y saliente y estrabismo
común (los ojos que miran en direcciones distintas, ojos cruzados o bizcos.
Fotos 24 y 25). A los dos años de edad, el niño aún no puede caminar sin ayuda,
y a los tres puede no estar capacitado para hablar o entender órdenes
sencillas.
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